Entre las cosas que más me gustan de las ciudades están los pasajes. Esas callecitas estrechas que cortan el tejido urbano y se configuran como verdaderos tesoros. En este proceso de redescubrir Buenos Aires ya tuvimos la oportunidad de conocer algunos: el Pasaje Barolo, el Pasaje Lanín y el Pasaje Bollini. El día que fuimos a conocer el Bollini, aprovechamos para conocer también el Pasaje Suizo, que es nuestra elección para la publicación de hoy.

Sobre la calle Vicente Lopez, al 1661 aparece un hermoso portón de hierro que marca la entrada del pasaje Suizo. Fue construido en los años 20 por el arquitecto italiano Felipe Restano y era compuesto por 21 viviendas unifamiliares. Hoy la mayoría de las casas fueron transformando sus usos a comercial o institucional pero el conjunto como un todo se encuentra en perfecto estado de conservación y se mantuvieron muchos detalles, como las herrerías, las puertas, las marquesinas y los faroles que le dan al pasaje un encanto único. 

Personalmente me llamó la atención que a pesar del cambio de usos tan radical, se puede percibir perfectamente la totalidad de la edificación. No se colocaron carteles en lugares inadecuados dejando las fachadas totalmente libres.

Cada cartelera es una obra de arte, con gran influencia Art Deco.

Nos quedamos con ganas de recorrer el pasaje un día de semana para verlo con más gente y conocer los locales del lugar. Vimos que hay talleres de arte como el Taller del Pasaje, servicios de Medicina Alternativa, oficinas, una peluquería y algunos restaurantes como el famoso "La esperanza de los Azcurra" de comida española, el delicioso y chic "Harturo" y Scuzi, de comida italiana.

Ah! para terminar les dejamos una curiosidad que es que mucha gente del barrio lo conoce como "Pasaje del Correo". Ese nombre le quedo de antiguamente porque allí funcionaba una oficina del correo que daba a la calle y que nos dejó de testigo un hermoso buzón rojo!

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Mechi